Elena Marchese Psicóloga en Madrid
Siempre pensé que mi infancia fue feliz. Era una niña complaciente que buscaba la aprobación de los demás, especialmente de mis padres. Las relaciones con ellos fueron mis primeras guías sobre lo que era deseable y merecido. Con el tiempo, comprendí que la calidad de estos vínculos influyó profundamente en el desarrollo de mi cerebro y en mi identidad.
Durante mi adolescencia, evité cualquier comportamiento que pudiera poner en riesgo el amor de mis padres y la pertenencia a mi familia. Lo hice de manera inconsciente. Sin embargo, esta constante renuncia a mis necesidades internas se manifestó en forma de ansiedad, ataques de pánico, tristeza y enfermedades. De la relación de pareja de mis padres y sus dinámicas ahora me doy cuenta de que fui una víctima, pero en mi adolescencia, seguía pensando que era feliz.
Con el bagaje de mis experiencias familiares y una desconexión total de mi verdadero ser, inicié mi vida adulta siguiendo las expectativas de los demás y de la sociedad en la que vine a nacer. Sin ninguna reflexión comienzo un trabajo que no me gusta y me embarco en relaciones de pareja que no prosperan.
Y, como no, llega un momento de crisis física y emocional que me lleva a un profundo proceso de autoconocimiento. Decidí tomar responsabilidad por mi bienestar y trabajar para mejorar mi vida. Descubrí que en mi infancia y mi adolescencia no había sido tan feliz como creía, y que tenía heridas profundas de abandono y desprotección. Aprendí sobre mis emociones y entendí que vivir en piloto automático no era vivir, aunque fue lo mejor que supe hacer para sobrevivir.
Este viaje no ha sido fácil, pero he aprendido que puedo gestionar lo que me sucede, regular mis emociones y enfrentar mis miedos. Cambié de profesión para dedicarme a lo que realmente me apasiona. Me casé y tengo una hija, y en honor a ella y a mi niña, trabajo para visibilizar y sensibilizar sobre la importancia de la calidad de nuestras relaciones. Todas son importantes, pero en la infancia son determinantes.
Las relaciones con nuestros padres, hijos, pareja, amigos y, sobre todo, con nosotros mismos, son fundamentales para nuestra felicidad. Cuidar de estos vínculos nos brinda la seguridad y confianza necesarias para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Mi Formación:
- Graduada en Psicología.
- Máster en Psicología General Sanitaria.
- Máster en Psicoterapia Integradora Individual y de Grupos.
- Experta en Evaluación y Psicodiagnóstico.
- Experta en Intervenciones Sistémicas.
- Experta en Terapia de Resolución de Problemas.
- Experta en Terapia Sensoriomotriz para el tratamiento del trauma.
- Focusing orientado a terapia.
FASE DE EVALUACIÓN
Quiero conocerte a fondo, por eso realizaré una evaluación exhaustiva para comprender tu situación y cómo has llegado hasta aquí. Esta evaluación es fundamental tanto para la terapia individual como para la terapia de pareja. En esta fase, exploraré detalladamente tus experiencias, emociones y circunstancias actuales.
Una vez concluida la evaluación, te explicaré lo que te está ocurriendo y por qué. Este análisis te proporcionará una comprensión clara de los factores que influyen en tu bienestar. En el caso de la terapia de pareja, os detallaré los factores que están afectando vuestra relación y la raíz de los conflictos. Esta comprensión es crucial para poder diseñar un programa de intervención específico que nos permita alcanzar los objetivos que acordemos.
FASE DE INTERVENCIÓN
Trabajaremos juntos durante un número limitado de sesiones para conseguir los objetivos que nos hemos propuesto en la fase de evaluación. Durante esta fase, utilizaré las técnicas que considere más adecuadas para cada persona o pareja, adaptándolas a las necesidades específicas de cada situación. El enfoque será práctico y orientado a resultados, con el objetivo de facilitar cambios positivos y duraderos en tu vida o en vuestra relación.
FASE DE FINALIZACIÓN
Llegada la sesión final, con la consecución de los objetivos, haremos un resumen de lo que ha sido el proceso. Nos despediremos con mucho cariño y con la confianza de que la transformación de tu vida ya ha comenzado. Tendrás la seguridad de que ahora posees las herramientas necesarias para hacerte cargo de manera autónoma de tu bienestar emocional. Esta fase de cierre es un momento de reflexión y celebración de los logros alcanzados, asegurando que estés preparado para continuar tu camino con confianza y resiliencia.